Y me reencuentro con ella, solo formaba parte de una gran etapa de mi vida, o eso es lo que llegue a pensar...
Ahora la tengo justo enfrente y no parece que haya pasado el tiempo por nuestras vidas.
Sonrío, sonríe.
Comenzamos a hablar, a recordar viejos tiempos, a ponernos al día y mientras hablamos vamos pensando en el porque de nuestra separación.
Ella se fue, yo me quede.
Pero no pasa nada, pues la vida es así:
A veces toca que la distancia llegue a tu vida, y en el camino que sigues puedes dejarla atrás o seguir con ella para siempre. Por suerte yo la deje atrás para siempre, y aquí estamos de nuevo como personas casi adultas y extrañados ante la casualidad. ¿Existe la casualidad? Quien sabe...