lunes, 25 de abril de 2011

Tic, tac.




1, 2, 3…La muerte pone en marcha su reloj con una inerte sonrisa, esperando cobrar su siguiente vida. Se alimenta del tiempo de las personas, cada segundo que roba es un instante más para ella, tritura las horas, la eternidad la mantiene impecable, solo tiene que hacer su trabajo de noche para vivir de día. Ladrona de corazones que ennegrece los relojes de pared, salpicando el mundo de vacío, enfrentándose al equilibrio de la vida, con la que combate desde siempre por la victoria del fin. El empate está claro, y aunque están destinadas a combatir para sobrevivir, también están destinadas a la eternidad si quieren persistir. La una sin la otra no tendría sentido. Muerte y vida se han enfrentado en un prodigioso duelo. En ocasiones se cruzan y combaten, creando caos con un simple roce. Las dos son tramposas y cada vez más despreocupadas, pues saben que el fin está cerca y que el odio existente entre ambas cesará, cesará para crear la unión de vida y muerte, nadie sabe que les deparará, al principio de este círculo vicioso temían lo que podría suceder cuando se abrazasen, pero cada vez lo ansían más y más. El hambre les empieza a aburrir y necesitan un suero constante, pero saben que no existe. No son las dueñas, son las mascotas de un amo común, solo un entretenimiento que empieza a no tener más sentido, no queda nada para que el juego termine. Y esta nada y este todo se mezclarán y vendrán a ser lo mismo. Hasta entonces dejémosles ser sin más. 4, 5, 6…

2 comentarios:

Fuego fatuo dijo...

mola molaa :3

Carlos Garrido dijo...

Fantástico. En los dos aspectos de la palabra *-*

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