martes, 22 de diciembre de 2009

El intermedio II



La espera se me hace eterna. La angustía y la interminable agonía hacen que mi estómago se vaya cerrando lentamente, y que mi cerebro esté apunto de gritar "basta". El gélido viento choca ahora contra mi cara impidiéndome ver nada, tampoco es que quiera abrir los ojos, pues no me gustaría que el rostro de la muerte fuese lo último que contemplase en esta vida...
Algo me aleja de estas consideraciones súbitamente, algo que me de empuja de nuevo hacia arriba, cambiando mi rumbo por completo, resucitándome... Mi corazón palpita con fiereza haciendo que me sea hasta imposible respirar. Mi cabeza se llena de interrogantes que se empujan unos a otros buscando como locos su correspondiente respuesta, y en medio de tanta anormalidad, en medio de este enredo, una sonrisa se dibuja en mi rostro a la vez que un hormigueo corporal me llena de esperanza.Entonces es cuando abro definitivamente los ojos.
Y veo...
Y siento...
Y...vivo.
En estos momentos me hallo a unos diez metros por encima del acantilado, contemplándoles con prepotencia y con una mueca de profundo desprecio grabada en mi cara, pagarán por todo, por todo. Me giro dándoles la espalda y dejandoles con su sucia cara de asombro.
Ahora es cuando me entra el pánico, miro en todas direcciones intentando autocontrolarme y explicarme racionalmente que narices está pasando. Parece ser que estoy levitándome a mi mismo. Parecer ser...Intento moverme, moverme en el aire, a cincuenta metros de altura respecto al mar.
Más vértigo.
Respiro profundamente y lo intento asimilar de nuevo. Me deslizo por el aire como si de bucear se tratase, y así, y en menos de un minuto, me encuentro surcando las copas de los árboles, los serpenteantes valles y los enfurecidos mares.

0 comentarios:

Publicar un comentario