viernes, 18 de diciembre de 2009

Levántate y anda - Parte I



No tengo la menor intención de mirar hacia atrás para confirmar mis sospechas, pues solo serviría para perder más tiempo, y en fin...no es que en estos momentos me sobre, por desgracia. Cada zancada que doy viene seguida de una serie de chasquidos de hojas y ramas que se hallan en el suelo del bosque, muertas. Este crujir me permite hacerme una idea de la distancia que mantengo con mi contrincante de esta animada carrera encarnizada.
Ya falta menos, por fin consigo distinguir las puertas del bosque, acelero otro poco con la esperanza de llegar a tiempo y entero. El temor que me invade me ayuda a correr con más energía, pero al parecer aquello que me intenta dar caza no va a tirar tan fácilmente la toalla, pues casi puedo sentirlo a un par de metros detrás de mi.
Cierro los ojos haciendo un ultimo esfuerzo y con un salto desesperado consigo escapar de las fauces del bosque y de lo que quiera que me estaba siguiendo.
Me giro fugazmente para comprobar que realmente me hallo a salvo y a continuación recojo varias bocanadas de aire y las expulso casi al borde de un ataque.Aún no podía creerme que hubiese llegado a tiempo.
De pronto me acuerdo de porqué estoy aquí,así que saco el paquete del bolsillo interior de mi chaqueta y lo observo detenidamente mientras me recupero.
Tantos años de luchas, de muertes, de codicia, y todo por este paquete...por fin conseguiría encajar todas las piezas de este maldito rompecabezas. Más tranquilo, comienzo a destapar su envoltura, lo que a continuación vi no me sorprendió lo más mínimo, es más, me atrevería a decir que me lo esperaba, una cajita color negro carbón con salva esquinas metálicos. Paso mi mano temblorosa por encima sintiendo el suave tacto y cuidadosamente la abro poco a poco...cual es mi decepción cuando no vi ni piedra filosofal, ni anillos mágico, ni piedra resucitadora, solo un patético trozo de papel con una frase grabada en el mismo que leía:

Levántate y anda.

Y algo por dentro me llenó de alegría cuando segundos después caí en la cuenta de tal hallazgo. Así que eso hice, después de guardar la nota dentro de la caja y la caja dentro del bolsillo interior de mi chaqueta, me levanté y me puse a andar. ¿A dónde? No sé.

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