Sus ojos centellearon cuando la muchacha se arrodilló ante él dejando caer por encima de los hombros algunos de los muchos tirabuzones azabache que le cubrían la cabeza.Ello se acercó con aire despreocupado mostrando una sonrisa siniestra debajo de las capas de maquillaje plasmadas en su cara. Su mirada quedó anclada a la de ella y los sentimientos fluyeron como atravesando un puente.Felipe acerco la fría navaja al cuello de Judit y con un movimiento de muñeca, cortó tres tirabuzones sin dejar de mirarla a los ojos. A continuación sacó una tiza del bolsillo del que momentos antes había sonsacado la navaja, y dibujando una circunferencia entre ambos, soltó los tres mechones en el centro. Seguidamente un frasco de cristal con forma de ángel apareció en la otra mano y destapándolo vertió una gota en cada tirabuzón...una pequeña nube de humo empezó a brotar del centro de la circunferencia, cobrando mayor densidad cada vez.Judit lo observaba todo con la mirada perdida en la nada, como apagada.La nube fue creciendo hasta alcanzar el tamaño de la circunferencia y segundos después desapareció ente los mechones con un leve sonido de succión.El silencio volvió a invadirlo todo después de que Felipe posara el frasco en el suelo.Las pupilas de Judit se hicieron más pequeñas y el iris se volvió blanco dándole a ella un toque fantasmal, su cara no mostraba expresión alguna,...su vida se había ido con la oscura nube.Felipe sonrió satisfecho. Acercó su mano a la mejilla de ella, y cuando sus yemas rozaron la tersa piel de ella, supo que había algo más, que acababa de cometer la mayor imprudencia de toda su vida, y aterrado, con una mueca de dolor, Felipe, antes conocido como Ello, expiró.Malditos para y por siempre, los dos cuerpos quedaron malditos uno frente a otro, y sus almas quedaron atrapadas en el Intermedio para toda la Eternidad...
--Malditos estaban, están y estarán--
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